La Cenicienta


LA CENICIENTA

Erase una vez una princesa
Que vestía solo harapos
Su sangre era de la realeza
De cristal calzaba sus zapatos.



Andando por caminos sin salida
Mucho tiempo transcurrió
Al ver que eso no era vida
Un hada buena y sabia le sonrió.


Hechizada por un canto
Encontró el verdadero amor
Siguiendo la magia del encanto
No sintió ya más temor.


Montada en un caballo místico
Palpó que aquel era el camino
Siguiendo el sendero lírico
Pronto cambiaría su destino.


Valiente galopó a la libertad
Decidiendo el vuelo alzar
Dejó atrás toda frivolidad
Y a casa quiso regresar.


El viento guiaba a lo fantástico
La luz despejó la oscuridad
Descubrió que lo real era lo mítico
Que lo mágico conducía a la verdad.


Kokul ‘al