Axioma divino: La Tierra es a la sacerdotisa como el cielo es al sacerdote. La rosa blanca es a la diosa como la rosa roja es al trono de dios...Kokul 'al
DE ROSAS EL CAMINO
(Por Kokul 'al Quetzalcóatl)
El milagro de estos tiempos es ver crecer nuestro árbol de la vida enraizado a la madre tierra. ¿Podéis sentir el desplazamiento energético? Es un árbol cuya flor de la vida es esencia de tu ser. Dentro del centro se encuentra una gran flor que conecta la mente con el corazón, el cielo con la tierra, lo sutil y lo denso. Esa flor está conectada a dos redes de energía entre cruzadas en la parte central de la columna vertebral. Esas redes de energía comunican los mundos sutiles de la alquimia con los mundos densos de manifestación física. El milagro del camino del centro es que ya no hay barreras que separen un mundo del otro. ¡El árbol entero es la Unidad! A nivel del ARBOL DE LA VIDA, estamos viviendo tiempos gloriosos. Todo está dispuesto para que el navegante alquímico, incorporare LA ROSA DE LOS MUNDOS.
Quizá no sea la ascensión que vos imaginabais, porque los cambios vienen desde tu mundo interior, pero de alguna manera los síntomas de la ascensión se están manifestando en el físico. El plano de percepción mental que creó la ilusión de la separación, quedó en el pasado. Ahora, estábamos mirando cómo nos despojamos de lo viejo, es eminente y claro que hay una parte de nosotros que distinguimos como no nuestra. Ahora estamos en el centro de la cruz cósmica que está alineada con la cruz que forma nuestro mundo interior. Alma, cuerpo y mente son solo uno en trino.
Desde el plano horizontal, la mente crea emociones que envenenan el alma. Esto no quiere decir que no tengamos emociones que provienen de la mente, seguimos conectados a la horizontal (plano mental) desde el centro, pero también estamos conectados a la vertical que nos une con el plano espiritual. Ahora, esa información es fácilmente detectada como nociva por los códigos de luz, La mente celular, al no tener referencias del plano espiritual recirculaba solo la información viciada de la personalidad. Desde el centro la percepción cambia!!. Dejemos fluir los primeros rayos de luz cósmica que empiezan a desplazarse por todo nuestro ser. Somos aves que hemos logrado llegar a la ROSA DE LOS VIENTOS., en donde el cuerpo, la mente y espíritu se conectan con la rosa de los mundos, es decir a los chacras del hombre florido. En este Mundo, la columna vertebral del nuevo hombre dios lleva en sus siete templos internos la rosa blanca y en sus siete templos externos la rosa roja; así también las nuevas diosas llevan la rosa blanca en sus siete templos que conectan a la rejilla interna, ya que la rosa roja pertenece a los ciclos con la muerte que ha incorporado el hombre florido durante el nuevo ciclo de octavas desarrolladas en la serie Fibonacci que va desde el número 34 al 610. Durante este ciclo se lleva el proceso alquímico de La ROSA DE LOS MUNDOS, la tarea alquímica de la rosa de los mundos es conectar el mundo de la rejilla interna con el de la rejilla externa (templos) y así poder destruir las flamas negativas que se produjeron en el ciclo anterior en la Resurrección de Los Muertos que se llevaron en la secuencia Fibonacci del 0,1 al 21. Recordemos que en el ciclo anterior partimos del caos, del surgimiento de la semilla dorada desde las entrañas de la madre tierra, para así poder crear la flor de la vida. Los códigos de luz, vienen del sol de medio día que esparce su esencia a través de la glándula pineal, la cual es nuestro receptáculo de luz divina y que a su vez hace que la glándula timo esparza la fragancia de la rosa dormida y que acaba con la mentira celular. La grandeza del nuevo hombre consiste en conectar los dos hemisferios cerebrales para equilibrar el mundo de la alquimia con la memoria ancestral., el captar desde nuestro árbol florido esa información a nivel de códigos, nos brinda otra percepción de la realidad al conectarnos con la TOTALIDAD. Si Pensamos que ya no hay separación, el proceso de transición será más rápido a través de la Rosa de los Mundos.
Kokul ‘al
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